lUcIElLe dice:
por ke eres asi
Hubo un silencio (si así se puede llamar) no más largo que 60 segundos, pero mucho más estúpido que un reloj de arena obstruido en la parte más angosta.
¿Por qué soy cómo?,
y la pregunta generó una nueva pausa.
asi
No hubo respuesta. El Cuco estaba aburrido de tan idiota conversación. Trató de pensar en cómo era y en por qué a Lucía le resultaba tan repulsivo, y luego notó que a él ella le resultaba repulsiva. Buscó en la barra de tareas con los ojos sobre el puntero y encontró la figura verde con texto delante, allí debía situar la flechita blanca para que la presión del botón izquierdo del mouse surtiera efecto. Volvió a la ventana.
No sé. ¿Por qué escribes así?
komo
Maldita sea, pensó el Cuco, maldita sea; debería ponerla como un contacto no admitido, enterrarla en la red, cortarle los dedos para que no tocara otra vez un teclado. No por mamonería ortográfica y sintáctica, se justificó, sino porque el esfuerzo para leer le quitaba microsegundos valiosos, le confundía la gramática cerebral. Y porque quién se atrevía a cuestionarle la personalidad. Ni siquiera estaba Lucía cerca de precisar lo que la molestaba del Cuco. Maldita sea.
¿Por qué no usas la ‘q’ ni la ‘c’? ¿Por qué todo con ‘k’?
bes por ke eres asi
¿Y ahora? ¿Qué había querido decir? Pensaba nuestro protagonista en muchas opciones. La primera, quizá carente de sentido, una posibilidad de que después del “bes” y antes del espacio faltara una ‘o’. La segunda era una explicación de porqué el Cuco conservaba el sentido de la vista. La tercera suponía un Cuco que no sabía la razón de porqué era como era antes de que Lucía lo demostrara con un pequeño ejemplo. La más probable podía leerse como dos interrogantes mínimas: una que acusaba la pregunta malintencionada del Cuco, y otra que reafirmaba la duda de una sección de la personalidad que a Lucía la molestaba de su interlocutor, sin ser capaz de precisar cuál ni cómo ni por qué.
No sé. Nací sin una glándula, supongo, falté a un seminario, me falla algún lóbulo del cerebro. No sé.
Pero si Lucía continuaba como contacto admitido era porque el Cuco quería información. Lucía era la mejor amiga de Patricia, ex novia del protagonista de este cuento y actual pareja de un tal Kevin (alias Harry, según las malas lenguas). Lucía no era una mujer confiable. No era una mujer buena. Era una harpía miserable, pero qué se le iba a hacer. Conformarse y adelante.
Había una ventaja. A los ojos de Lucía las sonrisas irónicas del Cuco no existían. Y una desventaja: quizá, ni el mismo diablo lo sabe, ella omitía las comas, torcía la sintaxis y deformaba la ortografía con el propósito de crear ambigüedades que luego le causaran insomnio al Cuco.
Nick Belane (vengador de los siete mares) dice:
Confundido y lleno de exasperación, estuvo nuestro protagonista a punto de abandonar el café Internet, que ya de por sí le costaría una fortuna. Y de pronto, en el monitor apareció otra ventana de conversación. Era el vengador de los siete mares, que había leído siete veces Pulp y se sentía detective.
qué tranza, buen cuco?
Aló.
cuánto tiempo sin verte. pues qué andabas hibernando o qué.
Oye, ¿tú qué entiendes con esto: «bes por ke eres asi»?
pues que eres medio mamón y te andan reclamando. hasta ve qué comillas usas.
Pero es que pinche vieja, ni siquera sabe lo que la molesta de mí.
otra vez con tus mamadas. si estás en el messenger, no redactando un trabajo, cabrón. cualquiera habría escrito “lo que le molesta”, y tú con tus menudencias gramaticales. además sí sabes, pero te haces pendejo. si lo de “bes por ke eres asi” no era tan difícil.
El Cuco se sintió ofendido. Quiso defenderse, argumentar, hacer caca al vengador de los siete mares. Pero estaba en desventaja, pensó, tenía la cabeza caliente. Se limitó entonces. Adoptó una posición purista moderada.
Es que el lenguaje tiene una historia. Cada palabra guarda un valor arqueológico innegable, no podemos permitir que [bla bla] etimológicas [bla bla…]
Mientras el Cuco escribía su argumento maestro, pudo ver clarito que en la ventana de conversación de Lucía las palabras “lUcIElLe está escribiendo un mensaje” aparecieron de pronto en la parte de abajo. El vengador de los siete mares no tardó en replicar.
pues sí, mi Cuco, pero no es un problema de ahorita. piensa en todos los analfabetas que había antes del siglo xx. a quién podían importarle estas jaladas.
Pero es que además no entiendo lo que trata de decirme.
te haces pendejo, qué. por cierto, de quién estamos hablando.
De Lucía, la amiga de Patricia.
la gorda o la otra?
La gorda.
ah, ya, ya, la que un día te escibió que le gustabas y te pusiste paranoico y andabas concluyendo que eras un frijolito en un tablero de oca.
Pero el Cuco ya no respondió. Otra vez había puesto en práctica un sesudo plan en el que obtendría la información requerida sin siquiera preguntar.
El vengador de los siete mares esperó. Buscó en un portal páginas porno con dibujitos japoneses (hentai, diría cualquier aficionado), revisó su correo, releyó algunas cartas y redactó otras cuantas. Al cabo de un rato, como se dice en las novelas, recordó que había estado hablando con el Cuco y maximizó la ventana de conversación.
Nick Belane (vengador de los siete mares) te ha enviado un zumbido.
Espérate, estoy en medio de una operación infalible.
qué operación.
Luego te cuento, ahorita no hay mucho tiempo.
a ver, agrégame a la ventana de conversación de la gorda.
Nel, no, no te quiero allí de pinche chismoso.
oh, que la. agrégueme usted.
Nop.
entonces agrégala a ella en esta ventana. tú sigues con lo tuyo en la otra. estoy un poco aburrido.
Nel, ya te conozco.
ah, chingá, luego quién es el que tiene que soportar tus gemiditos y tus lagrimitas y tu manita de puerco emocional. quién es el que comprensivo te escucha. tenés que pagar, che. tenés que soltar la plata, che.
Ya, pues.
lUcIElLe se ha agregado a la conversación.
Lucía: Carlos. Carlos: Lucía.
llámame Totis.
hola
Después de este “hola” apareció una extraña carita amarilla animada que saludaba con la mano derecha en alto. Como si el general Cárdenas hubiese renacido y requiriera de todo ese respeto marcial. Como si no bastaran las palabras.
dice Raúl que tú eres la gorda, no la otra.
q’ otra
interesante: q’ y no ke, interesante. cuántas formas tienes para preguntar? ese q’ es más enfático que el ke?
todos tus amigos son komo tu kuko
¿Qué?
ke si tienes una cofradía o algo así, kabrón, pregunta la dama. o te gusta akella de no te metas con mi kuku, lucy? prefieres que te llame luky?
Lucía se levantó, caminó hasta la cocina y se sirvió un vaso de agua. De regreso, miró el reloj antes de sentarse otra vez frente a la computadora. Se acomodó la falda. Sorbió un poco y frunció la boca. El sabor a cloro le daba asco.
chinga tu madre totis
lUcIElLe ha abandonado la conversación.
sigue conectada?
Te dije, te dije, por eso no te quería agregar. Todavía no se desconecta, nomás cerró la ventana. Pero ya estuvo, ya déjala.
no seas pinche hipócrita. vuelve a agregarla. te prometo amabilidad.
Nel.
te fregaré hasta que accedas. ya me conoces, kabrón.
Nel.
uy, qué profunda conversación. digo algo y tú lo niegas. eso sí es cambiarle el sentido a las cosas.
Nel.
nel nel nel. no que muy puritano? no que acá la etimología y acá la buena escritura?
Ya ves que no.
lUcIElLe se ha agregado a la conversación.
disculpa, lucía, creo que fue un mal comienzo. estaba tratando de hacerme el simpático y me pasé de la raya. me disculpas?
lUcIElLe ha abandonado la conversación.
cuco, agrégala de nuevo.
¿Pues qué, tú no entiendes?
cuco, agrégala de nuevo.
lUcIElLe se ha agregado a la conversación.
ponte en mi lugar, lucía: sospechas que algún imbécil trata de pasarse de listo con un amigo. tienes qué hacer algo, no?
no soy ninguna imbecil ademas kreo q’ lo ases para divertirte ademas eres muy grosero
pero ya me disculpé. de verdad, perdóname. Me siento un poco arrepentido.
un poko?
sí, un poco. no: algo. no, digo: muy arrepentido.
En la pantalla apareció una carita amarilla sonriente. El Cuco y el vengador de los siete mares la interpretaron como una señal conciliatoria. Nuestro protagonista dejó de sudar y suspiró. El Totis hizo así con los hombros y apagó su cigarro en el cenicero que tenía junto a la mano derecha.
La noche había caído. El Cuco buscó un reloj en las paredes del negocio en el que se alquilaban las computadoras. El de la barra de tareas estaba mal ajustado; imposible que fueran las cinco y media de la tarde. Las personas que conversaban en las otras computadoras ya no eran las mismas, ni el empleado que anotaba las horas de entrada y salida. Pero eso qué importaba.
El Cuco miró de reojo la pantalla de su vecino. Página porno. Buenas fotos. Cuando el sujeto que la estaba mirando notó que había sido descubierto, minimizó la ventana y continuó escribiendo algo en el procesador de texto. Parecía el reporte de alguna práctica de Química. Seguramente el vecino cursaba algún semestre del bachillerato.
Lucía terminó su vaso de agua. Se rascó la frente. Su madre estaba a punto de llegar y preguntaría que por qué tanta oscuridad. Por la ventana, entraba un débil hilillo de luz que un foco blanco del alumbrado público dejaba escapar. Cuando Lucía presionó el switch del pasillo, se lastimó los ojos, pero el deslumbramiento no duró mucho. Encendió el foco de la habitación y ya era inmune. La canción que sonaba en las bocinas de la computadora le parecía buena, pero no adecuada para el momento. Buscó otra, una de los Red Hot Chili Peppers.
El Totis no se sentía a gusto abusando de la confianza de los otros. Por otro lado, el dueño de la computadora había salido hacía más de una hora con la intención de ver el clásico América-Guadalajara. Las risas se escuchaban desde la sala. A Carlos nunca le interesó el fútbol, quizá por eso el dueño de la computadora lo había abandonado a su suerte en Internet, para que no se aburriera, para que no pensara que era una grosería eso de largarse a otro cuarto y dejarlo allí solo. Estupendo. Así se consigue la exclusividad, así uno puede hacer lo que le viene en gana. La culpa de los otros es poder, pensó Carlos. Encendió otro cigarro. Los cigarros tampoco eran suyos.
mira, lucy, aquí el cuco piensa que tratas de confundirlo.
yo?
sí, tú, piensa que hay una conspiración en su contra.
No, no, no, yo no dije tal cosa.
pero la pensaste. espera. sí, lucy, así es. ni siquiera puede dormir tranquilo pensando en qué es lo que tú y patricia traman.
ja ja ja si kuko piensas eso
No, pienso en otras cosas.
ya, no te hagas, vayamos al grano. pero antes quiero hacerte una pregunta, lucy. hace un rato no lo hice de la manera más adecuada. espero no te ofendas. de dónde salieron las kas? por qué escribe la gente con kas?
es q’ es lo de hoy y es mas rapido
pero en una palabra como acusación debe de ser igual de rápido.
no pq ya estas akostumbrado a la misma tekla
y entonces por qué usas la q a veces?
no se me gusta así me gustan las kosas
bueno, bueno, yo nomás preguntaba por pura curiosidad, no estoy juzgando a nadie.
Pero es que la historia de las palabras [bla bla bla]
ya párale, cuco. ahora sí: al grano. lucy, acá el cuco tiene la duda. quiere saber si la relación de paty con el harry es para fregarlo nada más o qué onda.
jaja y kres que voy a kontestarte algo asi
sí
preguntalo de otra forma y ya veremos
no: al pan, pan, etcétera.
no me kaes tan mal totis
entonces me vas a contestar?
esa vieja se ha vuelta bien kolmilluda desde ke le hiciste lo que le hiciste kuko se ha buelto bien ogt
El Cuco sintió una gota de sudor en la sien. La taquicardia lo sorprendió. El Totis dejó escapar una sonrisa maliciosa.
entonces sí hace lo que hace para fregar al cuco?
no se yo nomás les digo ke se ha buelto bien kolmilluda pinche vieja
chale, lucy, y te dices su amiga?
si es mi amiga pero no se ultimamente me kaga se ha buelto bien hipocrita
La sonrisa maliciosa del Totis se intensificó.
mi mama ya llego me tengo q’ ir
bueno, lucy, gracias, hasta luego, cuídate.
Sale, Lucía, cuídate, me saludas a ya sabes quién.
bye
lUcIElLe ha abandonado la conversación.
bueno, cuco, ya viste, es mejor ser directo. yo también me tengo que ir, ya es tarde. cuídese.
Cuídate, Carlos, hasta luego.
Nick Belane (vengador de los siete mares) ha abandonado la conversación.
Pero lo cierto es que ninguno de los dos había sido capaz de llegar a alguna conclusión. Nadie le había visto la cara a Lucía, imposible saber sus intenciones. Para Carlos eso no era un problema, era una diversión. Cuando el Cuco abandonó su computadora, no le alcanzó el dinero para pagar todo el tiempo que había estado conectado.
Esa noche, Raúl no pudo dormir.