jueves, noviembre 19

detrás de los párpados los ojos están siempre abiertos

¿Y qué hay de malo en la evasión? ¿Qué hay de malo en la gente que un día escapa de todo y no mira hacia atrás? ¿Qué tiene de malo escupirle al pasado, dejar las cosas como están, continuar con las piernas llenas de espinas aunque lo que haya al final del camino sea un pastel de mierda? ¿Es mejor morir con todo solucionado, sin ningún pendiente, para que el espíritu de uno descanse en paz y no ande molestando a los vivos y a los jodidos? Vendrán nuevos problemas, nuevos asuntos, nuevos pendientes. Llego tarde a todos lados porque siempre hay algo qué hacer: lavarme, darle comida a los gatos, bañarlos, jugar en la computadora, arreglar la computadora, lavar los trastes o ensuciarlos, regar las plantas, olerlas, mearlas, masturbarme, buscar las llaves. Estoy convencido de que lo mejor es llegar temprano y con la ropa sucia, o tarde y reluciente, aunque se diga en todos lados que a quien madruga dios lo ayuda. Yo quiero dormir suficiente como para no estarme quejando en el trabajo (otro problema). Por eso no critico a los aficionados que lloran porque su equipo perdió ante el américa, o por los que ven con emoción los triunfos de las chivas o de los pumas, o del real madrid. Por eso no veo con asco las telenovelas ni las caricaturas, ni las películas de lars von trier. Por eso no quiero saber mucho más. Lo poco que sé me basta para torturarme o para vivir feliz, o las dos cosas. Reparar los problemas es, al final, otra forma de evadirlos. Mi conclusión siempre es una pregunta: ¿quién es más cobarde, un suicida o un amante de la vida?
Anónomo, quien quiera que seas, me han gustado todos tus libros.