jueves, enero 30

La Regenta

creo en la inocencia. pero no creo que necesariamente deba la inocencia generar bondad. creo, pues, en la perversidad inocente. creo que la pureza bien puede ser villanía.

Ana Ozores, la Regenta, es la perversidad inocente. es la pureza que levanta olas, que destroza corazones, que enfrenta pueblos. Ana Ozores sobre todo un pueblo, Ana Ozores sobre la política. Ana Ozores, sobre la ciencia y la religión. Ana Ozores, siempre un paso adelante del lector. es víctima también de otras perversidades, pero vence siempre: superior a ellas las dobla, las inclina, las pone de rodillas.

Víctor Quintanar es el reflejo del probable lector, tú, yo mismo, interesado más en los juegos ficticios que en el brillo de la realidad, temeroso del magnetismo, porque es incapaz de explicárselo. temeroso del misticismo, porque implica el quebradero de cabeza. Víctor Quintanar padece la esperanza extraña que yo mismo he padecido toda mi vida: la probablidad de que la ciencia o la religión ofrezcan la vida eterna, de que cualquiera de las dos prácticas nos salve de la inexistencia. o la de que cualquiera de las dos opciones den sentido a la fugacidad depresiva del mundo, al sinsentido. ¡EXISTENCIALISMO! Quintanar pone los ojos donde no está el peligro porque no entiende realmente lo que pasa. ¿y quién entiende lo que pasa? nadie, ni siquiera la ciencia o la religión, dos fes contrapuestas, esperanzadas en distintos tipos de racionalidad. lector, tú y yo nos inclinamos en la dirección que soplen vientos más fuertes, como las espigas de trigo. ¡Quintanar, despierta! ¡Quintanar, olvida tus intereses egoístas de hoy! es también egoísmo poner el interés en la gran mujer que tienes a tu lado. date cuenta, Quintanar, maldito seas.

pero llévame, Ana Ozores. hazme caso a mí. yo soy mejor que todos ellos. yo soy mejor que el pueblo de Vetusta y que el magistral. soy mejor que Álvaro Mesía. yo no te entiendo, pero soy mejor que ellos, porque soy el lector, y ser lector me hace creer que tengo los acontecimientos bajo control, aunque yo no los dicte. no te vayas con Clarín. él tiene planes perversos, más perversos que los tuyos. él tiene poder incluso sobre el narrador que cuenta tu historia. yo no. yo te quiero feliz, aunque sea con mi sola observación de tu misticismo ascendente. llévame contigo, Ana. ¿o es que también a Clarín lo dominaste?

pero veremos qué pasa en estos últimos capítulos.