miércoles, octubre 24

¡tiempo de calaveritas!

un conocido enano sacaba hoy tierra en el panteón:
muy grande su hoyo hacía, pues quería una mansión.
el sexenio terminaba, y esperaba redención
el saliente mandatario que llamaban calderón.

sillas, camas, mesas e incluso una gran televisión

metía ya el enano en su pútrida creación;
en la entrada una piscina y más allá calefacción
pa pasar la muerte entera sin menor preocupación.

y que llega la huesuda echando pestes por delante:

"el sexenio me pusiste a trabajar de tu ayudante,
muchos huesos tú enterraste y hasta heces de elefante,
ya llenaste el camposanto con tu estilo tan galante;

un espacio te reservo del tamaño de los guantes

que cubrían tus manos limpias cuando entraste tan campante
ensuciando con tus patas de vaquero alucinante
el país tan desgraciado del que fuiste gobernante."

nuestro enano se espantó, ¡horror!, con palabras tan directas;

un tequila, pronto pronto, ¡que se enfrían ya las piernas!,
sus huesitos ya él hacía en la gloria dizque eterna,
¿pero ahora dónde mete sus chivitas predilectas?

"no te apures, mi colega, que yo trabajo sin prisa;

el huequito te lo guardo en lo que le queda a tu vida,
en la cárcel ya te espera una tan tremenda... recepción
¡que huequitos donde quepas te sabrán a salvación!"