el destino me tiene asombrado.
cuando tenía seis años el asunto no me interesaba.
entre los doce y los 22 años viví con la fe de que tal cosa existía sólo como concepto.
ahora tengo 24 años, y estoy plenamente convencido de que el destino es innegable.
aunque hay una causalidad, y cualquier causalidad puede ajustarse a un modelo lógico, el principio de incertidumbre viene a sorrajarnos en la cara que en un cálculo no pueden tomarse en cuenta todos los factores que afectan un suceso. por lo tanto, las predicciones se vuelven limitadas, y la teoría del caos hace sus fechorías y sus entuertos. luego entonces, aún cuando ya todo esté determinado por las causas, el destino es impredecible.
por otro lado, cualquier modelo lógico y cualquier cálculo pueden ajustarse a un modelo informático. una cadena de causas y efectos no tiene sentido sin la participación de la memoria porque las causas viven sólo en el pasado, el presente las desconoce. qué cosa es una predicción, científica o no, sino un intento de obtener información. y qué cosa es la información si no tiene una memoria para alojarse.
ahora, legítimamente comparo al universo con cualquier archivo que hay en una computadora. y digo legítimamente porque no puedo hablar del universo sin usar palabras, o, visto de otra forma, no me puedo referir a él sin hacer uso de la información. léase con atención esta pregunta: ¿qué tanto se puede comprimir un archivo sin perder datos? compárese con esta otra: ¿qué tantos factores puedo ignorar en un cálculo antes de que los resultados empiecen a rayar en lo absurdo? y ahora, piénsese en la que sigue: ¿cuánta información disparó el big bang y cuándo va a terminar de descomprimirse?
con un universo similar a un archivo compirmido, el descompresor cósmico nos persigue. el final de la descompresión es la muerte, o el equilibrio de la entropía y la entropía en equilibrio se parece al fin de las causas o la muerte del destino.
perdón, es que hoy me siento poeta. como sea, no estoy diciendo que seamos un mp3 o un jpg inmenso, sólo estoy haciendo una comparación, y todo, porque creo en el destino. no creo en madame sassue, no creo en bolas mágicas, no creo en físicos desquiciados, no creo en ovnis. creo en el destino y punto.
y bueno, no sé por qué me disculpo si este es mi blog y aquí digo todo lo que quiero. o no todo, más bien, porque luego lo hackean a uno. ya escribiré un ensayo completo y bien desarrollado algún día. va a estar re chulo, con sus digresiones rete elegantes y con una estructura menos primitiva. montaigne, yo te invoco.
por cierto, también creo en la suerte.