Entre todas las cosas idiotas del mundo, hay una especialmente estúpida e insoportable. No es muy común encontrarse con ella, su torpeza de pies la mantiene alejada, pero a veces, cuando uno da la vuelta en una esquina, allí está, y es inútil cualquier intento de escape. Hermana de la casualidad y madre de la angustia, un día me encontraré contigo y saldré vencedor.