me llegó una de esas horribles cartas cadena y estaba aburrido. lo mejor habría sido no meterse con ella: me amenazó con que se cumpliría exactamente lo contrario a lo que yo pedía si no mandaba algunos correos.
los horóscopos y la adivinación siempre me han resultado atractivos; nunca ciertos. quizá si hubiese seguido mi instinto (como la carta lo exigía), y hubiese pedido el cambio repentino de color de alguna tarugada, no me habría entrado el pánico, pero abogué por la felicidad de otra persona. recordé entonces que oliveira y el cubito de azúcar y el nombre de alguna persona con la primera letra del objeto... y a jodorowsky.
el caso es que terminé persuadido.
rían, escasos lectores, rían, pero el ocio también los atrapará algún día.