Ella se pinta las uñas. Con una cuchara, se arregla las pestañas hasta dejarlas bien chinitas. Saca el rimel y se lo unta lenta muy leeenta-meeente. Alisa su vestido negro, sacude las pelusitas que han quedado pegadas en él, y se revisa los labios rojos. Un hombre la mira desde el asiento de enfrente, pero la chica lo ignora, porque se acerca el momento más dulce. El hombre tiene la cabeza retacada de nimiedades: piensa en el desayuno que se ha tragado en la mañana, en la junta de las seis, y en la comida con su secretaria del sábado. Un niño intenta idear estrategias para terminar con los persas en el age of empires. El conductor intenta sintonizar la zeta, pero la señal no llega bien. Y el microbús choca contra un trailer. Sangre, cabezas destrozadas, muchos muertos. La chica sale ilesa y sonríe; camina, se pregunta si lo ha hecho bien (es su primera vez), y luego, desaparece.