lunes, enero 18

Aguantarse y esperar

El peor espectáculo de mi vida no lo di yo. Lo dio un cantautor urbano en el transporte público hace unos cuantos días. Primero se aventó una que odio del Haragán. Me gustan la de la muñequita sintética y la de la gran velocidad, pero esas nunca las tocan. Después, hizo algunos chistes ridículos, anunció su próxima canción, la cantó e hizo más chistes ridículos. Me dieron ganas de arrebatarle la guitarra, porque aunque no la toco mejor que él, creo que me sé algunos trucos. Me dieron ganas de tocar canciones de Rockdrigo y de forzar la voz aguardientosa para un

¡YEAH YEAH YEAH YE YEAH!

Así se hace, imbécil, así. Y luego copias los chistes del café del artesano:

ME DISCULPO POR HABERLES TOCADO TODAS ESTAS CANCIONES

con sentimiento, con matices en la mirada. Pasas con la charola, o con la cachucha. Esperas que haya por ahí un viejo sentimental, uno que haya conocido la gloria del rupestre aquél.
Me hubiera gustado callarle la boca al artistilla ése, pero no tengo los huevos ni recuerdo los acordes de las canciones que antes tocaba. Sólo los trucos.

martes, enero 12

Huevos modulares

He leído un libro que escribió un tal Arbib. Arbib dice que podríamos tener un modelo sencillo del cerebro humano para estudiarlo y para comenzar a trabajar en el desarrollo de las matemáticas biológicas si lo simplificamos:

a) suponiendo que todas las neuronas funcionan en sincronía completa,
b) fijando el umbral y el peso de cada neurona independientemente del tiempo,
c) ignorando los efectos de las hormonas y de los productos químicos (como el alcohol) en la modificación del comportamiento del cerebro,
d) ignorando cualquier interacción entre las neuronas (como las debidas al campo eléctrico asociado con sus impulsos) excepto la que tiene lugar en las sinapsis, e
e) ignorando las células gliales

Yo digo que si Arbib tiene razón entonces podemos estudiar el universo con un modelo que:

a) desdeñe la fuerza de gravedad,
b) no tenga en cuenta la electricidad,
c) desprecie el magnetismo,
d) suponga que las partículas subatómicas no existen y
e) fije el color de la piel de dios como rosa.

El libro de Arbib es bueno, a pesar de todo. Sigo leyendo ávidamente sus demostraciones matemáticas y su ingeniosa comparación entre el cerebro humano y una computadora.
Claro que cuando Arbib escribió su libro, en 1964, no sabía nada de los brazos biónicos que tenemos ahora, ni de internet, ni de los tiny toons ni de animaniacs. Sin embargo, Azorín escribió otro libro en 1941 en donde dice:

"Mientras me visto no pienso en nada: ¿en qué voy a pensar? Yo no tengo nada grave en que hacer trabajar mi pensamiento; yo soy un hombre que dice: «¡Viva la bagatela!»"

Y quizá veinte años antes alguien más hizo un mejor estudio del cerebro humano. O cien. Pero no estoy tratando de decir que la literatura es más exacta que cualquier ciencia pura (antes pienso que la literatura no sirve para nada). Lo que quiero decir es que no se puede avanzar siempre en línea recta.

Pitirijas 2:32

Como Romero había predicho, los zombis conservaban algunos recuerdos inconexos y sus instintos. El de comer, sobre todo. Pero no atacaban a los no zombis, atacaban los centros comerciales y las tiendas de abarrotes, atacaban las verdulerías, atacaban las carnicerías, las dulcerías, las panaderías, los restaurantes y las fondas. Los zombis se llevaban los gansitos, las tortillas, los pollos, los aguacates, todo. Tenían la ropa hecha jirones y llena de boronas. Y sólo mataban a los que por miedo querían exterminarlos.